El burlador de Sevilla de Tirso de Molina

 

El burlador de Sevilla publicado en 1630 por Tirso de Molina, es una obra de género dramático y de subgénero cómico. 

El protagonista de la historia se llama Don Juan Tenorio, y es un caballero que disfruta burlando a las mujeres así como a sus amantes. 

Estuvo en Nápoles, pero volvió a España, concretamente a Sevilla, lugar de la trama. 

Don Juan está acostumbrado a burlar a las mujeres y conseguir lo que quiere de ellas. 

El rey de Catilla lo protege, porque así se lo pide el padre de Don Juan, Diego Tenorio. 

Una de sus hazañas transcurre en una propia boda, en la que Don Juan decide conquistar a la futura novia de un aldeano, creando la deshonra. Se burla expresamente del honor de esta clase trabajadora ya que piensa que es inferior al de uno de clase alta. 

Cito unos versos de la obra que creo que pueden explicar la concepción de Don Juan hacía el honor de las clases inferiores: 

Con el honor le vencí, 

porque siempre los villanos 

tienen su honor en las manos, 

y siempre miran por sí. 

Sin embargo las clases bajas también defienden su honra pues consideran que este valor es propio de todos los estractos sociales. 

La campesina burlada y la pescadora Tisbea, en su mima situación, se dirigen a la Corte para reclamar por la afrenta de Don Juan. 


Don Juan tiene un siervo fiel llamado Catalinon que siempre lo reprocha por sus actos, pero es fiel a él como un perro en todas sus aventuras. 

Don Juan es un noble que no se burla sólo de las mujeres, también de la justicia y la Iglesia. 

Es un seductor arrogante que muestra no temer a la venganza. Es un caballero apuesto y cortesano que encubre su caradura con elegancia y rinde culto al honor, al suyo propio claro, al ajeno no. 

Cito de nuevo unos versos de Don Juan: 

Honor tengo, 

y la palabra cumplo, 

porque caballero soy. 

El personaje representa a una España en la que reina la inmoralidad en ciertos sectores sociales. 

Don Juan se hace pasar, en una de sus hazañas, por el amante de dos mujeres nobles. La mentira y el engaño, son actividades propias del burlador que se enmascara bajo disfraces y supuestos nombres para lograr sus conquistas amorosas. Su objetivo más que la seducción, es la burla en sí. 

La meta de Don Juan es el placer, y mejor si es robado. 

Burló a Ana de Ulloa, hija de Gonzalo de Ulloa, una de las muchas mujeres a las que burlaba. Incluso burló al pretendiente y primo de ésta, el Marqués de Mota. Pero este hecho fue más dramático, puesto que Don Gonzalo al ser enterado de que Don Juan burló a su hija, tiene una frenta con él, y éste último lo mata. Pero Don Gonzalo se le aparece en fantasma y se reencuentra con él en la Iglesia. Una vez allí Don Gonzalo lo mata. 

 Realmente Tirso de Molina refleja un discurso contradictorio de una España conflictiva. La época se caracteriza por el fracaso político de la monarquía, representada por los Austrias menores, que llevan a España a una crisis económica y social. La mentalidad de la gente está basada en los valores nobiliarios como el honor y la dignidad, que deben revindicarse a los demás grupos sociales. La deshonra es comparable a la muerte. 

La gente con medios económicos no hacen inversiones provechosas en el comercio, agricultura o artesanía, sino que sólo buscan como ennoblecerse, adquirir tierras y vivir aristocráticamente. 

Los españoles de todas las clases sociales ven como algo natural que la Iglesia y la Corte funcionen como garantía de supervivencia. 

La vida en la Corte, plagada de vicios, en lugar de las apariencias. 

Tirso crea a Don Juan como un protagonista que denuncia la hipocresía y la falsificación que corrompen a España. 

Tirso nos enloquece con esta obra, de carácter satírico, que fue realmente una crítica social de la época.

Crítica al exceso de los señores. 

Esta crítica podemos verla reflejada en los versos de la obra: 

Di ¿Qué caballero 

es éste que mi esposo 

me priva? 

La desvergüenza de España 

se ha hecho caballería. 


La obra refleja el pesimismo por la decadencia moral y política, la carencia de un poder justo que castigue las inmoralidades de los nobles. 











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